Una edición más reciente de la editorial Salamandra.
Una
noche de Semana Santa, mientras hacía zapping, me encontré con que en Antena 3
retransmitían La mujer papa, de Sönke
Wortmann. Ya la habían pasado otros años, pero yo no le había hecho ningún caso
debido a mi desinterés por los temas religiosos. Sin embargo, la película me cautivó.
Buscando en Internet al día siguiente descubrí que era la adaptación de un
best-seller de Donna Woolfolk Cross, La
Papisa, publicado en 1996. Busqué el libro en las dos bibliotecas del
pueblo, pero fue inútil. Finalmente lo encontré en la Casa del Libro de
Cartagena. Comencé a leerlo y me llevó unos pocos días. Nunca un libro, a
excepción de La joven de la perla de
Tracy Chevalier, me ha fascinado de esa manera. Hizo que me interesara más por
el papel de la mujer en la Historia, y como a la protagonista, que me tomara el
estudio no como una pesada obligación, como una oportunidad de descubrirme a mí
misma y al mundo que me rodea.
Johanna Wokalek (Johanna) y David Wenham (Gerold) en la versión cinematográfica de la novela (2009)
La
historia comienza el 28 de enero del año 814 d.C. El último día en la vida del
emperador Carlomagno es el primero en la de Juana. Nace en Ingelheim, en el invierno más crudo que se puede
recordar. Es la tercera hija de un canónigo inglés y de una mujer sajona
llamada Gudrun. Tiene dos hermanos mayores, Mateo y Juan. Ya desde muy pequeña
será testigo de la crueldad de su padre, como además será consciente de su gran
desgracia: es mujer, lo que significa una vida que será llenada de hijos y
familia, una vida de violenta sumisión para con su marido, con ninguna
oportunidad de soñar y hacer realidad sus sueños. Por insistencia suya, Mateo
le enseñará a leer y a escribir. Llegado el momento se fugará con su hermano
Juan a Dorstadt, donde tendrá la oportunidad de estudiar en la escuela
catedralicia. Se hospeda en Villaris, la casa del conde Geroldo, quien primero
será su protector y después, su gran amor. La irrupción de los
vikingos cambiará para siempre el destino de Juana; adoptando la personalidad
de su hermano, ingresará en el monasterio de Fulda con el nombre de Juan
Ánglico (Juan el Inglés) y pronto será conocida por su sabiduría y erudición. Una
serie de afortunados (o desafortunados) incidentes la harán llegar a Roma, y
allí será elegida médico del papa Sergio. Ése será el primer escalafón en la jerarquía eclesiástica, porque, aunque no puede imaginarlo, en el año 853 será
escogida pontífice a la vez que Geroldo regresa a su vida…
Lo que menos me ha gustado ha sido que Juana pasase gran parte de su vida encerrada en monasterios; se la debería haber presentado al estilo de Egeria, "la monja viajera", recorriendo el mundo mientras aprendía no sólo lo que hay en los libros, sino más allá de las paredes de una iglesia.
En
definitiva, un libro para leer con la mente abierta, para disfrutar de los
trazos nítidos de la vida de una mujer que ahora es considerada legendaria,
pero que durante muchos siglos se consideraba su papado como verdad histórica. Juana de
Ingelheim es un ejemplo a seguir tanto para mujeres, como para hombres.
La papisa de Donna Woolfolk Cross se ha convertido en mi libro del
verano 2012.
Marguerite Gautier.
Misteriosa lectora: no nos dejes así, con la miel en los labios, no es justo. ¡¡Queremos un comentario tuyo!! ¡Y no te tardes!
ResponderEliminarUn abrazo
Marguerite, me ha encantado: me he visto caminando por la Edad Media. Y yo entiendo a la Juana del libro del que nos hablas: con este ritmo de vida que llevamos, la paz de los monasterios se me antoja un oasis. Eso sí, supongo que por poco tiempo.
ResponderEliminarMarguerite, sigue contándonos libros. Lo haces muy bien.
Un abrazo de Ana Ozores